¿Quién hace la ciudad? Aprendizajes desde Holanda sobre modelos colectivos de diseño

El pasado mes de julio tuvimos el placer de poder participar en las jornadas Wemakethecity en Amsterdam. Se trata de un programa promovido por Pakhuis de Zwijger, Amsterdam Smart City y el Ayuntamiento de Amsterdampara impulsar y poner en valor la cultura y dinámicas colaborativas en el diseño de nuestras ciudades.

Durante 5 días pudimos disfrutar de un extenso programa de conferencias, talleres, exposiciones y acciones urbanas que reunían iniciativas ciudadanas, empleados del sector público y expertos internacionales para plantear distintas soluciones y propuestas a los principales retos que presenta el futuro desarrollo urbano. A lo largo de estas jornadas exploramos la idea de la ciudad no sólo como un entorno habitable, sino también como un sistema de innovación abierto que pone en juego la inteligencia, recursos y experiencia de ciudadanía, sector privado y academia para abrir espacios de experimentación colectiva e innovación capaces de dar respuesta a problemas comunes.

Para ilustrar las posibilidades que abre una esta visión de la ciudad como un entorno de experimentación Martijn de Waal nos habla estudio de Bulkeley y Cástan Broto. Su investigación estudia el caso de 100 ciudades en las que a nivel estratégico de políticas públicas urbanas resultaba muy difícil encontrar planes capaces de enfrentarse al problema del cambio climático de forma integral. Sin embargo, al explorar distintas iniciativas locales en estas ciudades se encontraron con 637 proyectos e iniciativas experimentando y planteando alternativas a este mismo problema.

Muchas de estas iniciativas que solemos llamar de “urbanismo táctico” suelen sin embargo estar desconectadas entre sí o trabajar a un nivel demasiado hiperlocal. Necesitamos un cambio en nuestras políticas, instituciones y forma de hacer ciudad capaz de  impulsar y conectar estas iniciativas entre sí y con la práctica institucional para hacer de ellas una práctica estratégica y transformadora del territorio.

Para esto es preciso nuevos marcos conceptuales e institucionales de diseño, evaluación, financiación y gobernanza de las políticas urbanas. Y es que no podemos seguir enfrentándonos a los retos de la ciudad del siglo XXI con los instrumentos y normativa del siglo XIX.

The hackable city

En esta línea el Ayuntamiento de Amsterdam y el Ministerio del Interior bajo propuesta de The Hackable City Project están apostando de forma pionera por nuevas formas de hacer ciudad. Se trata de la visión de la ciudad como un entorno “hackeable”*. Una ciudad en que las nuevas tecnologías sirven para abrir las instituciones e infraestructuras urbanas para el bien común. Es un modelo que combina las tecnologías y políticas  top-down de smart city con las iniciativas de carácter bottom-up impulsadas por la ciudadanía inteligente “smart citizens”. (De Waal M., 2018)

Esquema explicativo del modelo de City Making de Hackable City. Fuente: The Hackable City Project

Cuando planteamos posibles modelos de innovación en las políticas urbanas desde el punto de vista colaborativo y de la cultura en red suele ser común el conflicto entre el modelo “top-down” y “bottom-up” como realidades irreconciliables. The Hackable City Project propone un modelo mixto en que la institución pública desde una actitud de escucha activa actúa como facilitadora  y proveedora de un marco legal, financiero y logístico que es guiado por expertos independientes y donde la ciudadanía es una ciudadanía activa, conectada, empoderada, que se responsabiliza de su entorno y es menos dependiente a la hora de satisfacer sus necesidades y construir ciudad.

Este no es un modelo teórico o ideal. Es hoy ya una realidad tangible que está experimentándose en un primer caso práctico que es la construcción del nuevo área de Buiksloterham en el norte de Amsterdam.

Una experiencia pionera. Buiksloterham

El grupo de investigación The Hackable City Project inicia en 2015 una serie de experimentos en el barrio de Buiksloterham donde en torno a un juego involucran a una serie de actores y residentes locales para reflexionar sobre la gestión colectiva de los recursos locales. El objetivo de este juego y los distintos experimentos realizados era generar una visión compartida para entender los retos y oportunidades que se presentan a la hora de hacer ciudad desde un punto de vista colaborativo y con la visión de un “Barrio Circular” que aplica los principios de la economía circular para reducir las emisiones, generación de residuos y energía, así como el gasto de recursos.

Fruto de este proceso nace una comunidad de residentes locales, profesionales, instituciones y compañías que construyen una visión colectiva para el futuro desarrollo de Buiksloterham como un “living lab” en el que testar nuevos modelos y tecnologías para promover la economía circular y el desarrollo cooperativo. Os contamos aquí algunos de los aspectos clave del proceso:

Desarrollo urbano colaborativo. Playing the city

El proyecto parte de promover la interacción entre los distintos agentes afectados por el futuro desarrollo de Buiksloterham a través de un juego.

El juego se utiliza más que como una herramienta finalista de diseño de aspectos técnicos, como un medio de discusión y creación de sinergias y una visión para la definición de políticas urbanas compartidas. Como resultado de este complejo proceso se define una agenda  donde se especifica qué resultados macro se quieren conseguir, un espacio y herramientas de intercambio de visiones y conocimiento y se define un marco de regulaciones y gobernanza compartida que guía el desarrollo del barrio en torno al enfoque de economía circular.

Imagen de una de las sesiones de Play Buiksloterham. Fuente: https://www.playthecity.nl/

Autoconstrucción

La cultura hacker está inevitablemente ligada al concepto del “learning by doing” y los procesos colaborativos e iterativos de aprendizaje donde se rompe la barrera entre usuario y consumidor y en que la comunidad está en un constante proceso de mejora y aprendizaje.

Esta idea del ciudadano “hacker” se traslada a la propia construcción de Buiksloterham donde son sus futuros vecinos los responsables de construir sus propias viviendas desde un enfoque muy centrado en el bien común para proveer desde lo particular soluciones colectivas para una mejor gestión de la energía o el agua, uso de materiales sostenibles, o fomentar la cultura de espacio público en el barrio.

Este proceso se acompaña con toda una infraestructura para fomentar la colaboración e intercambio de conocimiento entre vecinos. Entre algunas herramientas cuentan con espacios donde compartir técnicas insitu, una aplicación móvil para la consulta de vídeos y documentos sobre técnicas de autoconstrucción de cada casa que permita la transmisión de conocimiento, e incluso una exposición de autoconstrucción que recoge todo el proceso.

Procomunes urbanos

Desde un inicio el proyecto se centra en fomentar una visión responsable sobre los recursos compartidos, el impacto medioambiental y urbano del desarrollo de un nuevo barrio en la ciudad y la necesidad de una transición hacia modelos circulares apoyados en la cultura colaborativa.

Con esta visión y a través de distintas dinámicas como la gamificación, reuniones o acciones urbanas el proyecto involucra a múltiples actores para reflexionar sobre la responsabilidad individual y capacidad transformadora hacia modelos de gestión colectiva de recursos comunes como el agua o la energía eléctrica.

Imagen de Buiksloterham. Fuente: STUDIONINEDOTS | Delva Landscape Architects

Resulta muy interesante cómo dentro de esta fase de discusión sobre la gestión de procomunes urbanos sobre los que establecer modelos de corresponsabilidad también el espacio público y sus infraestructuras son considerados como un procomún más. A lo largo del proceso de construcción del barrio de trabaja de forma colectiva sobre modelos de construcción colectiva y co-gestión de las infraestructuras públicas.

Indicadores de impacto social y desarrollo colaborativo

El desarrollo de Buiksloterham se acompaña desde un inicio de una serie de indicadores que nos den una lectura del impacto generado por este nuevo desarrollo y que nos permitan mejorar las políticas públicas basándonos en datos reales y objetivos.

En desarrollos urbanos de vivienda tradicionales el criterio económico es uno de los factores más decisivos en la toma de decisiones. En el caso de Buiksloterham se introducen una serie de indicadores cualitativos para medir el impacto real en términos de impacto social, medioambiental e inclusividad económica. Entre algunos de estos indicadores encontramos “Espacio compartido, Comunidad y Social Focus”, “Asequibilidad Económica en el largo plazo”, “Adaptabilidad de las Soluciones para las distintas Generaciones”, “Diversidad”, así como “Inversión en Soluciones Técnicas Ecológicas”.

Esta experiencia pionera nos enseña que existen alternativas reales, construidas y probadas a los modos de hacer ciudad que veníamos viviendo durante las últimas décadas. Buiksloterham aparece como un manifiesto construido de una ciudad en que “nosotras hacemos ciudad ”, un entorno capaz de abrazar la complejidad de las prácticas emergentes de la cultura digital donde ciudadanía e instituciones combinan sus conocimientos y recursos para un cambio sistémico hacia una ciudad más inclusiva, responsable e inteligente.

Si quieres conocer con más detalle todo el proceso de construcción de Buiksloterham consulta la siguiente publicación: de Waal, Martijn & Michiel de Lange eds. (2018) The Hackable CityCahier #2 Design Probes for the Hackable City in Amsterdam Buiksloterham. Amsterdam: The Hackable City.

Para conocer toda la experiencia Wemakethecity consulta este enlace: https://wemakethe.city/nl/

Conoce Play The City: https://www.playthecity.nl/page/15751/play-buiksloterham