Laboratorio ciudadano de barrio. Espacio para las políticas de diseño.
Hace unas semanas asistíamos a un taller preparado por Econcult en la Facultad de Economía de la Universitat de València dentro del marco europeo Designscapes. La presentación de diferentes proyectos seleccionados dentro del programa abría un debate sobre el papel del diseño y su capacidad de innovación dentro de procesos urbanos.
La exposición de Vides Creuades, proyecto seleccionado en la fase de prototipado de Designscapes, supuso el punto de arranque a cuestiones que abordamos en nuestro trabajo diario. Éstas se ven reflejadas en proyectos como Orriols Crea, que hemos desarrollado con la asociación Orriols Convive. El diseño implica producir productos que se incorporan a la vida de las personas. Hay que implementarlo y testearlo para saber si ha funcionado. ¿Pero solo productos o también pueden ser servicios? Es más, los procesos de participación, ¿son en sí mismos diseños? ¿y si no se llega a una solución tangible testable son estrategias? ¿Con qué se diseña en un proceso de implicación ciudadana? ¿Qué papel juegan las personas no profesionales del diseño en el diseño de su propio entorno? ¿Podemos ser todas diseñadoras? Reconocemos que el debate alcanzó un nivel de profundidad difícil de desenmarañar sobre todo cuando el taller buscaba conclusiones incorporables a políticas públicas de diseño.
Crea Orriols. Colaboración técnico-ciudadana.
Una de las preguntas que nos planteaban era: ¿mejoran los procesos sociales cuándo se incorpora un diseñador “profesional”? No dudamos en que disponer de herramientas de diseño facilita la comunicación, la organización y la materialización de soluciones, pero es solo una pieza más que debe coordinarse para que, como se fijaba en el planteamiento, pueda incorporarse esa solución a la vida de las personas.
Entendemos que para que proyectos como Orriols Crea se puedan llevar a cabo hacen falta dos piezas fundamentales, no necesariamente vinculadas a profesionales del diseño: el engranaje territorial y el metodológico. El primero pone en valor el capital social y relacional acumulado tras años de trabajo diario sobre cuestiones generales de un barrio. Conecta, comunica y cuida los espacios para que sean abiertos e inclusivos. El segundo estructura acciones progresivas que vinculan la participación comunitaria en soluciones tangibles de mejora del entorno. Al fin y al cabo, la dicotomía sistémica producción-cuidados. Invisibilizar cualquiera de los dos, nos daría una visión incompleta de la situación.
Además, para que estas dos piezas puedan entenderse deben compartir valores: respeto y conocimiento de interdepencia entre ellas, promoción del empoderamiento y autonomía de las participantes a partir de recursos comunes y toma de decisiones en espacios horizontales.
Metodologías para Laboratorios Ciudadanos distribuidos.
Desde una perspectiva técnica, consideramos que Orriols Crea podría escalarse para ser una convocatoria de proyectos como la organizada por Experimenta Distrito, pues persiguen el mismo propósito. Este programa, emprendido desde MediaLab Prado, lo conocimos durante el Lab Meeting Iberoamericano de la mano de Lorena Ruiz. Nace como un proyecto que acerca a los barrios los procesos de Inteligencia Colectiva que se estaban desarrollando en MediaLab Prado para obtener de forma distribuida soluciones más concretas. Dispone de dos tipos de convocatorias: la de proyectos y la de espacios.
Sigue las siguientes fases:
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- Generación de una narrativa común junto a los vecinos de un distrito antes de lanzar una convocatoria.
- Convocatoria y selección de proyectos e instituciones de barrios que quieren ser laboratorio ciudadano.
- Convocatoria y selección de colaboradores y proyectos.
- Celebración de talleres para el desarrollo de soluciones.
- Evaluación y presentación.

Fuencarral experimenta. Foto: Nacho Goytre
Un ejemplo es el laboratorio ciudadano de Fuencarral Experimenta que se desarrolló en el Centro Social Autogestionado Playa Gata -cedido por el Ayuntamiento de Madrid a un conjunto de asociaciones- para explorar propuestas para el barrio y que estuvo coordinado por Grigri Projects. Sin duda, un proyecto en el que entender el enfoque de un diseño que materializa algo tan complejo de visualizar como la convivencia o la colaboración intervecinal.
En el caso de Orriols Crea no nos alejamos mucho del planteamiento, exceptuando la convocatoria de colaboradores y proyectos. Al ser el segundo año consecutivo del proyecto, anteriormente como Orriols Pren El Carrer, se incorpora una primera fase de visibilización del proceso realizado. Un refuerzo por valorar todas aquellas iniciativas que nacen de personas y entidades del barrio y que han sido llevadas a cabo con éxito como foco atractor de ciudadanía interesada en seguir aportando en esta nueva etapa.

Fuencarral Experimenta – Foto Nacho Goytre
Los laboratorios ciudadanos como base de la política de diseño.
Si retomamos el planteamiento inicial del post de desarrollar políticas públicas de diseño, por lo que nos ocupa, apostaríamos por la facilitación de laboratorios ciudadanos como espacios desde los que promover innovación urbana de la ciudadanía para la ciudadanía.
Éstos, más allá de ser o no permanentes, han de ser por lo menos periódicos para mantener con vida la reflexión sobre lo realizado, la re-formulación de las metodologías, la apertura a nuevas personas y la acción tangible en el entorno de vida cotidiano. Queremos agradecer a Orriols Convive por incorporarnos a este proceso que iniciaron y decidieron repetir para consolidar y dar continuidad a las iniciativas que están trabajan para hacer partícipes a las personas en la mejora de su barrio. Y es que el cuidado, la empatía y la intuición no se pueden estudiar como una metodología.
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Con este post abrimos el 2020 en el blog de CARPE y no es casualidad que haya sido durante el confinamiento. Si has llegado hasta aquí, gracias por leernos desde casa y aportar al cuidado de todas. Açó també passarà.